domingo, 15 de abril de 2012

Domingo de la Divina Misericordia


Domingo de la Divina Misericordia


Entre las revelaciones de Jesús a Santa Faustina Kowalska, el Señor le pidió que se instituyera una fiesta a la Divina Misericordia y se celebrara el domingo después de la Pascua. Los textos litúrgicos de ese día, el Segundo Domingo de Pascua, se refieren a la institución del Sacramento de la Penitencia, el Tribunal de la Divina Misericordia, de manera que calzan perfectamente con las peticiones de nuestro Señor.


La Fiesta de la Divina Misericordia tiene como fin principal hacer llegar a los corazones de cada persona el siguiente mensaje: Dios es Misericordioso y nos ama a todos… “y cuanto más grande es el pecador, tanto más grande es el derecho que tiene a Mi misericordia” (Diario de Santa Faustina, 723).


La Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo son, en efecto, la más grande manifestación de la Misericordia de Dios hacia los hombres.


El Señor nos pide que seamos compasivos con el prójimo en nuestras palabras, acciones y oraciones… “porque la fe sin obras, por fuerte que sea, es inútil” (Diario, 742).


Con el fin de celebrar apropiada­mente esta festividad, se recomienda rezar la Coronilla y la Novena a la Divina Misericordia, que comenzó el Viernes Santo; confesarse haciendo un completo examen de conciencia y recibir la Santa Comunión el día de la Fiesta de la Divina Misericordia.


Sobre esta fiesta le dijo el Señor a Santa Faustina: “Quien se acerque ese día a la Fuente de Vida, recibirá el perdón total de las culpas y de las penas.” “Quiero que la imagen sea bendecida solemnemente el primer domingo después de Pascua y que se le venere públicamente para que cada alma pueda saber de ella” (Diario 300, 341).


“Dios Eterno, en quien la misericordia es infinita y el tesoro de compasión inagotable, vuelve a nosotros Tu bondadosa mirada y aumenta Tu misericordia en nosotros, para que en los momentos difíciles, no nos desalentemos ni nos desesperemos, sino que, con la máxima confianza, nos sometamos a Tu santa voluntad, que es Amor y Misericordia.”


Meditación: Juan 20,19-31


Hechos 4,32-35,


Salmo 118,2-4.13-15.22-24,


1 Juan 5,1-6

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